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Después de la cacería, desperté sangrando. La herida me confirma, me afirma, me dice en rojo que voy por la ruta acertada…
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..........Estoy inmersa en una espera más refinada que logra determinar el espacio-tiempo presente. Sin embargo siento una cortante presión, un sentimiento de increíble fragilidad…. el filo del cuchillo ya no alcanza a nutrir mi pensamiento. Soy vértigo en movimiento, sangre que ha perdido la dirección dentro de sus venas. Ignoro el desenlace, pero deseo “Un más hacia arriba y en profundidad”…
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..........Las palabras se unen furiosas y “el disparador” sólo confirma: la asesina, terriblemente segura de su habilidad para manejarse en las alturas, se hace presencia….
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Descubro algo: “realidad e impacto” se me presentan como nociones menos antitéticas.
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Lilya (escondiendo en el gesto, un aullido de ansiedad)