A mi lado sin tregua el Demonio se agita; En torno de mi flota como un aire impalpable; Lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones De un deseo llenándolos culpable e infinito.
Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte, De la más seductora mujer las apariencias, y acudiendo a especiosos pretextos de adulón Mis labios acostumbra a filtros depravados.
Lejos de la mirada de Dios así me lleva, Jadeante y deshecho por la fatiga, al centro De las hondas y solas planicies del Hastío,
Y arroja ante mis ojos, de confusión repletos, Vestiduras manchadas y entreabiertas heridas, ¡Y el sangriento aparato que en la Destrucción vive!
PROYECTO DE EPÍLOGO
Para la segunda ecición de "Las flores del mal"
Tranquilo como un sabio, manso como un maldito, dije: Te amo, oh mi beldad, oh encantadora mía... Cuántas veces... Tus orgías sin sed, tus amores sin alma, Tu gusto de infinito Que en todo, hasta en el mal, se proclama,
Tus bombas, tus puñales, tus victorias, tus fiestas, Tus barrios melancólicos, Tus suntuosos hoteles, Tus jardines colmados de intrigas y suspiros, Tus templos vomitando musicales plegarias, Tus pueriles rabietas, tus juegos de vieja loca, Tus desalientos;
Tus fuegos de artificio, erupciones de gozo, Que hacen reír al cielo, tenebroso y callado.
Tu venerable vicio, que en la seda se ostenta, Y tu virtud risible, de mirada infeliz Y dulce, extasiándose en el lujo que muestra...
Tus principios salvados, tus vulnerables leyes, Tus altos monumentos donde la bruma pende, Tus torres de metal que el sol hace brillar, Tus reinas de teatro de encantadoras voces, Tus toques de rebato, tu cañón que ensordece, Tus empedrados mágicos que alzan las fortalezas,
Tus parvos oradores de barrocas maneras, Predicando el amor, y tus alcantarillas, pletóricas de sangre, En el Infierno hundiéndose como los Orinocos. Tus bufones, tus ángeles, nuevos en su oropel. Ángeles revestidos de oro, jacinto y púrpura, Sed testigos, vosotros, que cumplí mi deber Como un perfecto químico, como un alma devota.
Porque de cada cosa la quintaesencia extraje, Tú me diste tu barro y en oro lo troqué.
M.C dice: ¿ Por qué desangras ante espirales de Amores que se enoroscan al mirarte?
Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro conozco yo, y os imagino blanca, débil como los brotes iniciales, pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina, en vuestros ojos, placidez de lago que se abandona al sol y dulcemente le absorbe su oro mientras todo calla.
Y vuestras manos, finas, como aqueste dolor, el mío, que se alarga, se alarga, y luego se me muere y se concluye así, como lo veis, en algún verso.
Ah, ¿sois así? Decidme si en la boca tenéis un rumoroso colmenero, si las orejas vuestras son a modo de pétalos de rosa ahuecados...
Decidme si lloráis, humildemente, mirando las estrellas tan lejanas y si en las manos tibias se os duermen palomas blancas y canarios de oro.
Porque todo eso y más, vos sois, sin duda vos, que tenéis el hombre que adoraba entre las manos dulces, vos la bella que habéis matado, sin saberlo acaso, toda esperanza en mí... Vos, su criatura.
Porque él es todo vuestro: cuerpo y alma estáis gustando del amor secreto que guardé silencioso... Dios lo sabe por qué, que yo no alcanzo a penetrarlo.
Os lo confieso que una vez estuvo tan cerca de mi brazo, que a extenderlo acaso mía aquella dicha vuestra me fuera ahora... Sí, acaso mía...
Mas ved, estaba el alma tan gastada que el brazo mío no alcanzó a extenderse: la sed divina, contenida entonces, me pulió el alma....Y él ha sido vuestro!
¿Comprendéis bien? Ahora, en vuestros brazos él se estremece y le decís palabras pequeñas y menudas que semejan pétalos volanderos y muy blancos.
¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia! Arrancaban tan firmes los cabellos a grandes ondas, que a tenerla cerca, no hiciera yo otra cosa que ceñirla!
Luego dejad que en vuestras manos vaguen los labios suyos; él me dijo un día que nada era tan dulce al alma suya como besar las femeninas manos...
Y acaso, alguna vez, yo, la que anduve vagando por afuera de la vida, -como aquellos filósofos mendigos que van a las ventanas señoriales a mirar sin envidia toda fiesta-
me allegue alguna vez a vuestro lado y con palabras quedas, susurrantes, os pida vuestras manos un momento, para besarlas, yo, cómo él las besa...
Y al recubrirlas, lenta, lentamente, vaya pensando: aquí se aposentaron ¿cuánto tiempo, sus labios, cuánto tiempo en las divinas manos que son suyas?
Oh, qué amargo deleite, este deleite de buscar huellas suyas y seguirlas sobre las manos vuestras tan sedosas, tan finas, con las venas tan azules!
Oh, que nada podría, ni ser suya, ni dominarle el alma, ni tenerlo rendido aquí a mis pies, recompensarme este horrible deleite de ser mío un inefable, apasionado rastro...
Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera, barrera ardiente, viva, que al tocarla ya me remueve este cansancio amargo, este silencio de alma en que me escudo,
este dolor mortal en que me abismo esta inmovilidad del sentimiento, que sólo salta bruscamente cuando nada es posible! ( ALFONSINA STORNI)
AGRADEZCO CON AMOR LA PRESENTACIÓN DE TU POETA MALDITO, LO TOMO CON ORGULLO Y ADMIRACIÓN,
niña blanca, mis manos transpiran ansiosas...espia al acecho...purpura latiendo...rescatame...juguemos una vez mas...esta prohibido tocarte...la orden es mirarte
Me encanta lylia, como escribis con el fuego entre los dedos. La síntesis del fuego que los incendia. Empecé a seguir las huellas que van dejando, espié sus ansias y encontre placer contenido y desgarrado entre sus letras, que preludian el encuntro.
chiquita, estás acabando... me gusta mucho como escribes, además es guapísimo tu blog.
ResponderEliminarmi noche ahora mismo está parecidísima a la tuya.
besos
aca estoy, marea de desencuentros...jugando solo a nuestro juego, humedo sin vos, tenso buscandote
ResponderEliminarsabes, correria a vos...a domesticarte...me derrame en tu nombre
ResponderEliminarel silencio guarda secretos... los secretos guardan silencios...
ResponderEliminarNUNCA ME FUI...ESTABA EN EL FUEGO DE TU NOMBRE QUEMANDOME...DAME SWÑALES...MAS
ResponderEliminardame señales...mas
ResponderEliminarel silencio preludia tormenta...mi desvelo de hoy se masturba de todo lo tuyo
ResponderEliminarla tormenta cae sin freno...corro desesperado al abrigo de tus piernas
ResponderEliminarme duermo con la fantasia de tu perfume, humedo de vos
ResponderEliminarno hay dudas...nos derramamos juntos...te presiento, elegante y salvaje, tan mujer, tan hembra...acabando en mis manos y yo en las tuyas...¿hay freno?
ResponderEliminarEntré por una deliciosa casualidad te escribo, te felicito por la explosión visual y sensual de tu blog.
ResponderEliminarUn trabajo excelente !!
Me quedo y te leo por me gusta mucho.
Tan lacónico... Sos perfecta!
ResponderEliminarBAUDELAIRE ( LAS FLORES DEL MAL)
ResponderEliminarLA DESTRUCCIÓN
A mi lado sin tregua el Demonio se agita;
En torno de mi flota como un aire impalpable;
Lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones
De un deseo llenándolos culpable e infinito.
Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte,
De la más seductora mujer las apariencias,
y acudiendo a especiosos pretextos de adulón
Mis labios acostumbra a filtros depravados.
Lejos de la mirada de Dios así me lleva,
Jadeante y deshecho por la fatiga, al centro
De las hondas y solas planicies del Hastío,
Y arroja ante mis ojos, de confusión repletos,
Vestiduras manchadas y entreabiertas heridas,
¡Y el sangriento aparato que en la Destrucción vive!
PROYECTO DE EPÍLOGO
Para la segunda ecición de "Las flores del mal"
Tranquilo como un sabio, manso como un maldito, dije:
Te amo, oh mi beldad, oh encantadora mía...
Cuántas veces...
Tus orgías sin sed, tus amores sin alma,
Tu gusto de infinito
Que en todo, hasta en el mal, se proclama,
Tus bombas, tus puñales, tus victorias, tus fiestas,
Tus barrios melancólicos,
Tus suntuosos hoteles,
Tus jardines colmados de intrigas y suspiros,
Tus templos vomitando musicales plegarias,
Tus pueriles rabietas, tus juegos de vieja loca,
Tus desalientos;
Tus fuegos de artificio, erupciones de gozo,
Que hacen reír al cielo, tenebroso y callado.
Tu venerable vicio, que en la seda se ostenta,
Y tu virtud risible, de mirada infeliz
Y dulce, extasiándose en el lujo que muestra...
Tus principios salvados, tus vulnerables leyes,
Tus altos monumentos donde la bruma pende,
Tus torres de metal que el sol hace brillar,
Tus reinas de teatro de encantadoras voces,
Tus toques de rebato, tu cañón que ensordece,
Tus empedrados mágicos que alzan las fortalezas,
Tus parvos oradores de barrocas maneras,
Predicando el amor, y tus alcantarillas, pletóricas de sangre,
En el Infierno hundiéndose como los Orinocos.
Tus bufones, tus ángeles, nuevos en su oropel.
Ángeles revestidos de oro, jacinto y púrpura,
Sed testigos, vosotros, que cumplí mi deber
Como un perfecto químico, como un alma devota.
Porque de cada cosa la quintaesencia extraje,
Tú me diste tu barro y en oro lo troqué.
M.C dice:
¿ Por qué desangras ante espirales de Amores que se enoroscan al mirarte?
Me encanta Bukowski y tambien como escribís.
ResponderEliminarBeso
es tan perfectO y hermOsO lO Q escribes!
ResponderEliminaraQuiii estOy! gracias pOr extrañarme,
me di un peQueñO respirO del mundO virtual...
tratandO de evitar las penas,
de OlVIDAR-lO todO.
TratandO hasta de Olvidar cÓmO es Q se rspira sin aire.
Un besO!
Cuidate!
Niña...viva muertes y no las sufra.
ResponderEliminarViva las pequeññas muertes.
Arda en ellas, una tras otra.
Hasta que en una de ellas se encuentre.
mientras tanto, las palabras transmiten el calor que refracta el cuerpo.
Bienvenidos sean, sudorosos y salvajes,
tus presentimientos.
CARTA LÍRICA A OTRA MUJER
ResponderEliminarVuestro nombre no sé, ni vuestro rostro
conozco yo, y os imagino blanca,
débil como los brotes iniciales,
pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina,
en vuestros ojos, placidez de lago
que se abandona al sol y dulcemente
le absorbe su oro mientras todo calla.
Y vuestras manos, finas, como aqueste
dolor, el mío, que se alarga, se alarga,
y luego se me muere y se concluye
así, como lo veis, en algún verso.
Ah, ¿sois así? Decidme si en la boca
tenéis un rumoroso colmenero,
si las orejas vuestras son a modo
de pétalos de rosa ahuecados...
Decidme si lloráis, humildemente,
mirando las estrellas tan lejanas
y si en las manos tibias se os duermen
palomas blancas y canarios de oro.
Porque todo eso y más, vos sois, sin duda
vos, que tenéis el hombre que adoraba
entre las manos dulces, vos la bella
que habéis matado, sin saberlo acaso,
toda esperanza en mí... Vos, su criatura.
Porque él es todo vuestro: cuerpo y alma
estáis gustando del amor secreto
que guardé silencioso... Dios lo sabe
por qué, que yo no alcanzo a penetrarlo.
Os lo confieso que una vez estuvo
tan cerca de mi brazo, que a extenderlo
acaso mía aquella dicha vuestra
me fuera ahora... Sí, acaso mía...
Mas ved, estaba el alma tan gastada
que el brazo mío no alcanzó a extenderse:
la sed divina, contenida entonces,
me pulió el alma....Y él ha sido vuestro!
¿Comprendéis bien? Ahora, en vuestros brazos
él se estremece y le decís palabras
pequeñas y menudas que semejan
pétalos volanderos y muy blancos.
¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia!
Arrancaban tan firmes los cabellos
a grandes ondas, que a tenerla cerca,
no hiciera yo otra cosa que ceñirla!
Luego dejad que en vuestras manos vaguen
los labios suyos; él me dijo un día
que nada era tan dulce al alma suya
como besar las femeninas manos...
Y acaso, alguna vez, yo, la que anduve
vagando por afuera de la vida,
-como aquellos filósofos mendigos
que van a las ventanas señoriales
a mirar sin envidia toda fiesta-
me allegue alguna vez a vuestro lado
y con palabras quedas, susurrantes,
os pida vuestras manos un momento,
para besarlas, yo, cómo él las besa...
Y al recubrirlas, lenta, lentamente,
vaya pensando: aquí se aposentaron
¿cuánto tiempo, sus labios, cuánto tiempo
en las divinas manos que son suyas?
Oh, qué amargo deleite, este deleite
de buscar huellas suyas y seguirlas
sobre las manos vuestras tan sedosas,
tan finas, con las venas tan azules!
Oh, que nada podría, ni ser suya,
ni dominarle el alma, ni tenerlo
rendido aquí a mis pies, recompensarme
este horrible deleite de ser mío
un inefable, apasionado rastro...
Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera,
barrera ardiente, viva, que al tocarla
ya me remueve este cansancio amargo,
este silencio de alma en que me escudo,
este dolor mortal en que me abismo
esta inmovilidad del sentimiento,
que sólo salta bruscamente cuando
nada es posible!
( ALFONSINA STORNI)
AGRADEZCO CON AMOR LA PRESENTACIÓN DE TU POETA MALDITO, LO TOMO CON ORGULLO Y ADMIRACIÓN,
GRACIAS LIL.-
Estoy casi seguro que bukosky lo unico que quiere es levantarse minas...nunca lo lei..solo sede minas que lo leen y lo admiran
ResponderEliminary mucho encaje usas..tus lolas deben tener muy buena taza
:9
besugossss
... como su eterno samsara.
ResponderEliminarMuchos besos!
Me gustó mucho tu blog. Las fotografías, lo que escribís. Es llamativo y elegante a la vez. Eso no es fácil.
ResponderEliminarCon respecto al post...debemos arder hasta morir.
Un beso.
ACA ESTOY
ResponderEliminarme gusto mucho todo
ResponderEliminarpero me encantan las fotos!!!
MUERDO MIS LABIOS A TU SALUD MUJER...TE NECESITO
ResponderEliminarniña blanca, mis manos transpiran ansiosas...espia al acecho...purpura latiendo...rescatame...juguemos una vez mas...esta prohibido tocarte...la orden es mirarte
ResponderEliminarMe encanta lylia, como escribis con el fuego entre los dedos. La síntesis del fuego que los incendia. Empecé a seguir las huellas que van dejando, espié sus ansias y encontre placer contenido y desgarrado entre sus letras, que preludian el encuntro.
ResponderEliminarsaludos
Gran homenaje al viejo Buk, uno de mis favoritos...
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y me agrada...
Un saludo.
Gio.